Una de las primeras tareas que hemos
realizado, ha sido un cuestionario sobre la biblioteca de nuestro centro. En
ella se nos pide reflexionar sobre los espacios, los fondos, los servicios y el
uso docente que de ella hacemos.
Una Biblioteca Escolar, seis realidades.
A partir de las cuestiones planteadas he
podido constatar, en gran medida mi desconocimiento, no tanto de la biblioteca
de mi centro como de la realidad de uso de la misma. La realidad de una
biblioteca escolar con 6 situaciones particulares hace incluso difícil
responder a todas las preguntas con objetividad. Desde una biblioteca escolar
con espacio, mobiliario y ambiente óptimo en la cabecera del CRA, hasta una
biblioteca que se ha tenido que convertir en aula por falta de espacio con lo que
se limita su uso lector.
Lo
que sí es cierto es que como docentes utilizamos mayormente los recursos de
nuestras aulas frente a las de las bibliotecas. Nos cuesta salir de nuestra
zona de confort y que nos permite controlar a nuestro grupo de alumnos en todo
momento.
Por otro lado no nos planteamos permitir a los niños que en los
momentos de recreo puedan dirigirse a la biblioteca a leer. Incluso con
afirmaciones como: “el recreo es para
jugar y que les de el aire”, que en algunos momento yo mismo he defendido.
¿Mejoras o cambio de rumbo?
Desde
esta realidad, ¿Deberíamos plantear mejoras o un cambio total? En esas dudas estamos
en el cole. De entrada no vemos viable ser 6 almacenes estancos de libros, la
primera línea de mejora es hacer la biblioteca más permeable.
De
entrada hemos puesto en marcha seis Bibliobox, unas “cajas de lectura
itinerantes”. En ellas contamos con un catálogo actualizado de títulos, aunque
limitado, que nos permite proporcionar a nuestro alumnado libros nuevos que
tienen a su disposición durante un trimestre completo. De forma que en 2 cursos
los Bibliobox habrán recorrido todo el CRA.
Pero
no nos parece suficiente, y desde el equipo docente nos vemos en la necesidad
de actualizar la biblioteca del centro.
¿Qué aspectos se deberían mejorar?
Catálogo: esta realmente anticuado con muchos títulos que ya
no responden a los intereses de nuestro alumnado. Muchos de ellos tienen varias
decadas de antigüedad, con lo que se están volviendo frágiles.
Uso
de la Biblioteca: En base a las cuestiones planteadas, nuestra biblioteca
está claramente infrautilizada, siendo en muchos casos un mero almacén de
libros que no se utilizan.
Usos
curriculares: La biblioteca no ha de estar, tan sólo, relacionada con el
área de lengua, sino que desde el trabajo por proyectos podemos utilizarla para
aglutinar la labor de investigación y cooperación en el aprendizaje.
Uso
extraescolar: Nuestra biblioteca permanece cerrada a los niños salvo en los
momentos en los que el docente decide llevar a sus alumnos a leer, que no tiene
porque ser el momento en el que ellos quieren. Este es un aspecto que desde el
centro no nos habíamos planteado pero que, personalmente, me parece un error,
ya que dentro de la diversidad de nuestro alumnado existe niños y niñas que
reclaman esos momentos de lectura como forma de utilizar su ocio.
¿Cuáles son las iniciativas que se deberían emprender y las tareas más
urgentes para cada una de ellas?
Catálogo: revisión y
catalogación de todo el inventario de títulos disponibles en las diferentes
localidades y retirada de los libros deteriorados. Adquisición de libros nuevos
y adecuados a los gustos de nuestro alumnado.
Uso
de la Biblioteca: debemos permitir y propiciar el uso de la biblioteca como
parte del trabajo diario del centro. Que haya momentos de uso sin necesidad de
que sea para leer, consultar o buscar libros para llevarlos a casa
Usos
curriculares: La biblioteca no ha de estar, tan sólo, relacionada con el
área de lengua, sino que desde el trabajo por proyectos podemos utilizarla para
aglutinar la labor de investigación y cooperación en el aprendizaje.
Uso
extraescolar: Nuestra biblioteca permanece cerrada a los niños salvo en los
momentos en los que el docente decide llevar a sus alumnos a leer, que no tiene
porque ser el momento en el que ellos quieren. Este es un aspecto que desde el
centro no nos habíamos planteado pero que, personalmente, me parece un error,
ya que dentro de la diversidad de nuestro alumnado existen niños y niñas que
reclaman esos momentos de lectura como forma de utilizar su ocio. Por ello creo que uno de los pilares básicos de una buena biblioteca escolar es que los alumnos puedan tener esa libertad de uso en momentos en los que se sienten libres de ir y leer, charlar, ojear,... Y también reconozco que será uno de los puntos más conflictivos respecto al profesorado (turnos de vigilancia de patios, discrepancias entre los conceptos de "recreo",...)
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