martes, 3 de abril de 2018

Buscando un Norte


Una de las primeras tareas que hemos realizado, ha sido un cuestionario sobre la biblioteca de nuestro centro. En ella se nos pide reflexionar sobre los espacios, los fondos, los servicios y el uso docente que de ella hacemos.

Una Biblioteca Escolar, seis realidades.
A partir de las cuestiones planteadas he podido constatar, en gran medida mi desconocimiento, no tanto de la biblioteca de mi centro como de la realidad de uso de la misma. La realidad de una biblioteca escolar con 6 situaciones particulares hace incluso difícil responder a todas las preguntas con objetividad. Desde una biblioteca escolar con espacio, mobiliario y ambiente óptimo en la cabecera del CRA, hasta una biblioteca que se ha tenido que convertir en aula por falta de espacio con lo que se limita su uso lector.

            Lo que sí es cierto es que como docentes utilizamos mayormente los recursos de nuestras aulas frente a las de las bibliotecas. Nos cuesta salir de nuestra zona de confort y que nos permite controlar a nuestro grupo de alumnos en todo momento. 
                 Por otro lado no nos planteamos permitir a los niños que en los momentos de recreo puedan dirigirse a la biblioteca a leer. Incluso con afirmaciones como: “el recreo es para jugar y que les de el aire”, que en algunos momento yo mismo he defendido.

¿Mejoras o cambio de rumbo?
            Desde esta realidad, ¿Deberíamos plantear mejoras o un cambio total? En esas dudas estamos en el cole. De entrada no vemos viable ser 6 almacenes estancos de libros, la primera línea de mejora es hacer la biblioteca más permeable.
            De entrada hemos puesto en marcha seis Bibliobox, unas “cajas de lectura itinerantes”. En ellas contamos con un catálogo actualizado de títulos, aunque limitado, que nos permite proporcionar a nuestro alumnado libros nuevos que tienen a su disposición durante un trimestre completo. De forma que en 2 cursos los Bibliobox habrán recorrido todo el CRA.
            Pero no nos parece suficiente, y desde el equipo docente nos vemos en la necesidad de actualizar la biblioteca del centro.

¿Qué aspectos se deberían mejorar? 
             Catálogo: esta realmente anticuado con muchos títulos que ya no responden a los intereses de nuestro alumnado. Muchos de ellos tienen varias decadas de antigüedad, con lo que se están volviendo frágiles.
            Uso de la Biblioteca: En base a las cuestiones planteadas, nuestra biblioteca está claramente infrautilizada, siendo en muchos casos un mero almacén de libros que no se utilizan.
            Usos curriculares: La biblioteca no ha de estar, tan sólo, relacionada con el área de lengua, sino que desde el trabajo por proyectos podemos utilizarla para aglutinar la labor de investigación y cooperación en el aprendizaje.
            Uso extraescolar: Nuestra biblioteca permanece cerrada a los niños salvo en los momentos en los que el docente decide llevar a sus alumnos a leer, que no tiene porque ser el momento en el que ellos quieren. Este es un aspecto que desde el centro no nos habíamos planteado pero que, personalmente, me parece un error, ya que dentro de la diversidad de nuestro alumnado existe niños y niñas que reclaman esos momentos de lectura como forma de utilizar su ocio.
¿Cuáles son las iniciativas que se deberían emprender y las tareas más urgentes para cada una de ellas?
Catálogo: revisión y catalogación de todo el inventario de títulos disponibles en las diferentes localidades y retirada de los libros deteriorados. Adquisición de libros nuevos y adecuados a los gustos de nuestro alumnado.
            Uso de la Biblioteca: debemos permitir y propiciar el uso de la biblioteca como parte del trabajo diario del centro. Que haya momentos de uso sin necesidad de que sea para leer, consultar o buscar libros para llevarlos a casa
            Usos curriculares: La biblioteca no ha de estar, tan sólo, relacionada con el área de lengua, sino que desde el trabajo por proyectos podemos utilizarla para aglutinar la labor de investigación y cooperación en el aprendizaje.

            Uso extraescolar: Nuestra biblioteca permanece cerrada a los niños salvo en los momentos en los que el docente decide llevar a sus alumnos a leer, que no tiene porque ser el momento en el que ellos quieren. Este es un aspecto que desde el centro no nos habíamos planteado pero que, personalmente, me parece un error, ya que dentro de la diversidad de nuestro alumnado existen niños y niñas que reclaman esos momentos de lectura como forma de utilizar su ocio. Por ello creo que uno de los pilares básicos de una buena biblioteca escolar es que los alumnos puedan tener esa libertad de uso en momentos en los que se sienten libres de ir y leer, charlar, ojear,... Y también reconozco que será uno de los puntos más conflictivos respecto al profesorado (turnos de vigilancia de patios, discrepancias entre los conceptos de "recreo",...)

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